La diversidad de programación con que contamos hoy en día hace que la audiencia reciba un bombardeo masivo de series muy variopintas: extraterrestres y ciencia ficción, asesinatos y misterio, abogados y cinismo...; sin embargo, uno de los clichés que mejor ha funcionado siempre se encuentra en los hospitales: desde la mítica Urgencias a la actual House pasando por producciones españolas como Hospital Central y un sinfín de títulos que, con sus peculiares casos, volverían hipocondríaco al más entero.
Las series de médicos, pues, suelen gozar de éxito y popularidad, pero no siempre es así. Veamoslo en un ejemplo: mientras que Anatomía de Grey se ha mantenido al frente como líder de audiencia en varias de sus cinco temporadas, Private Practice, su serie secuela, ha vivido la situación contraria. Fruto de la misma creadora y con personajes en común, ¿por qué este abismo de popularidad entre ambas clínicas?
Basta con ver cinco minutos de Anatomía de Grey para darse cuenta de que los casos médicos o el rigor profesional no son los puntos fuertes: el carisma del elenco de actores junto a su facilidad para los deslices entre sabanas, en cambio, si marcan la diferencia. Así pues, el hospital y sus casos son solo el marco en el que los protagonistas desarrollaran su personalidad; eso sí, con tal variedad que es imposible que el público no se sienta identificado en algun momento.
Y de la más precisa cirugía pasamos a la homeopatía: un giro de 180º es el que experimenta Shonda Rhymes, la creadora de Grey’s, para dar vida a su nueva serie Private Practice. Cambiamos el Seattle Grace por el Oceanside Wellness y el éxito por el fracaso: a pesar de contar con una de las estrellas de la serie principal, Addison Montgomery (Kate Walsh) la medicina alternativa ha dado tan tristes frutos que Shonda ha tenido que desempolvar su última arma: el crossover.
Dos mundos completamente distintos se ven unidos por el hilo de la falta de audiencia de Private Practice en un argumento flojo y mal estructurado. Se recuperan historias cuyos finales ya se habían enterrado y olvidado y se les pegan trozos de la nueva serie, compartiendo capítulos que obligan al público a ver ambas partes para entender la trama.
El resultado de esta encruzijada se pudo seguir el 12 y el 19 de febrero en Estados Unidos y llegará a España en las próximas semanas. Esta semilla sí ha dado su fruto y los 6-7 millones de audiencia habitual para Private Practice se convirtieron en unos 13 millones para los dos capítulos del cruce.
Y una vez recuperada la normalidad en ambas clínicas nos preguntamos ¿merecerá la pena este empujón de Anatomía de Grey a su hermana pequeña? ¿Se mantendrán las audiencias o cerrará sus puertas la medicina alternativa?
Estába claro que Private Practice no podía ser Anatomía de Grey, pero ya se sabe, cuando baja la audiencia, sube la temperatura.
por: Anna Rubio
0 confessions: